Dreamboard: Canadá

A medida que pasa el tiempo voy cayendo en cuenta de la urgencia que tengo de concretar planes para mi futuro. No es secreto que la juventud venezolana ha optado por la emigración como solución a los innumerables problemas, carencias y dolencias a los que nos enfrentamos en nuestro país. Y aunque son múltiples los factores que llevan a jóvenes (y no tan jóvenes) a buscar nuevos hogares lejos de casa, creo que el fin común en esta búsqueda del Dorado es bastante sencilla de entender: oportunidades. Oportunidades para crecer como personas, oportunidades para el desarrollo profesional, oportunidades para formar una familia, oportunidades para llevar una vida digna y, con suerte, la vida deseada.

Desde pequeña he tenido la idea de salir del país cuando acabara la universidad. En ese entonces decía que me iría a vivir a Italia (cosa que tiene total sentido, pues soy mitad italiana). Pero ahora que estoy mayor y tengo una más amplia visión del mundo, sueño con otros destinos. Busco un lugar que no sólo me guste, sino que me brinde las oportunidades que tanto anhelo. Así, una idea me vino a la cabeza: Canadá.


Canadá está en mi radar desde hace bastante tiempo, desde que comencé a plantearme seriamente el irme, más como algo que debo planificar y trabajar para que suceda que como un deseo distante. Pero no fue hasta hace unos días que la idea se incrustó en mi cabeza. Y, como ocurre con la gran mayoría de las ideas que llegan hasta mí, ahora no hay quien la saque. Sólo quedan dos opciones: o la hago realidad, o me aburro de ella y acaba por quemarse. Mi plan en este momento es hacerla realidad.

Así que he estado investigando (tipos de visa, cómo obtener la residencia, demanda laboral de mi carrera) y leyendo bastante acerca del país (cultura, historia, población, geografía, condiciones de vida), y no hago más que enamorarme más y más. Y al mismo tiempo me doy cuenta de las dificultades y debilidades en mi camino, pero eso sólo me hace tomar nota de las pequeñas metas que debo alcanzar antes de poder ir por la meta más grande. Este plan -este sueño- no sólo me llevará a un excelente destino, sino también me hará retarme a mí misma, crecer y alcanzar nuevos niveles que, de no pasarme esta idea por la cabeza, tal vez nunca hubiese alcanzado. Cada vez estoy más convencida de que esto es para mí.


No será fácil, eso lo sé. Tampoco será tan inmediato como me encantaría que fuese. Como dije, hay pasos que tengo que dar con anterioridad. Pero sé que valdrá la pena. Tiene que hacerlo. Lo hará. Mientras tanto, busco motivarme. No permitiré que este sueño se queme; es muy bonito como para dejarlo quemar. Por eso decidí añadir algunas fotos de este hermoso país a mi dreamboard -o cartelera de sueños, para traducirlo al español-. Cuando me sienta desanimada sólo tengo que recurrir a ellas y recordar por lo que estoy luchando, las maravillas que me esperan si trabajo por este sueño.

Sí, definitivamente, esto es para mí.


















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